miércoles, 10 de agosto de 2011

Cap 4. Valle de lágrimas

Cap 4. VALLE DE LAGRIMAS



22 de diciembre, Schwabach (Alemania), 08:14 horas.


Se hacia llamar Sérpico.


Los Soldados de élite no tienen hogar, no tienen familia ni mujer... ni pasado. Ni tan siquiera “Sérpico” era su nombre real, cuando entro en los paracaidistas su compañero de litera le comenzó le puso este mote debido a su seriedad y sentido del deber, sin duda lo hizo para mofarse pero para el su profesión lo era todo. Se preparó a conciencia y logro ser miembro de pleno derecho de la división de operaciones especiales. Aparte que le compararan con un policía como Frank Sérpico no le disgustaba del todo.


Cuando comenzaron las carnicerías en las calles de Manchester habían pasado ocho días de la muerte del paciente cero en su casa de las afueras de Nürnberg. Aun así Sérpico llevaba ya dos días en la base militar a las afueras de la ciudad, una base que prácticamente era el único lugar seguro en cincuenta kilómetros a la redonda.


Desde esta base partían las compañías de combate que reforzaban los sectores residenciales de la ciudad tratando desesperadamente de proporcionar protección a los civiles indefensos al ataque de los que eran sus vecinos y familiares.

Sólo cuatro días más tarde caerían los últimos reductos de supervivientes organizados que se habían atrincherado en unos grandes almacenes al norte de la ciudad, y se perdía todo contacto con los soldados destacados en la zona.


Se trató de formar un frente que contuviera a los podridos en las ruinas de Manchester pero pronto la única manera de salir de la base era a través de helicópteros o en caravanas blindadas de transporte de tropas, aunque estos últimos llegaron a correr serio peligro de quedarse atascados en las carreteras y campos que en estas fechas se habían convertido en un barrizal.


Los podridos llegaban en pequeños grupos al principio, pero pasados los días las municiones comenzaban a escasear y se hacia urgente una evacuación de emergencia que Sérpico no llegó a ver.


La mañana del día veinte de diciembre partió en helicóptero hacia un pequeño puerto de una pequeña aldea costera cercana, allí le estaba esperando un barco pesquero requisado para la marina de su majestad. Ese barco le llevaría mas tarde a una pequeña base aérea improvisada en un llano cercano a Dover, en el sur del país.


Al día siguiente partieron en un vetusto Douglas Dakota C47,aquel viejo avión era una pieza de museo que participo en la invasión aliada a Normandía durante la segunda guerra mundial. Consumía combustible mas allá de lo que podía ser considerado aceptable pero durante los primeros días de infección en Londres se perdió todo contacto con cualquier aeródromo militar cercano. Sin embargo el museo militar de la RAF quedaba relativamente cerca y su prácticamente nulo nivel de visitantes en sus mejores días hacia factible el transporte de cualquier cosa que pudiera resultar útil a la resistencia humana.


Los detalles de su misión les fueron entregados a los pocos minutos del despegue , mientras sobrevolaban el canal de la mancha, previamente se les obligo a llevar un petate pesado en el cual deberían cargar el doble de la munición habitual que se cargaría en una misión normal, así como de raciones de campo y material de primeros auxilios.


La misión estaba muy clara, y solo tubo que leer una vez aquella hoja de papel, saltarían en los campos al sur de la localidad alemana de Schwabach a siete kilómetros al sur de Nürnberg. Rodearían esta por sus afueras y se infiltrarían directamente en el barrio residencial en las inmediaciones del Hospital Militar que hizo explosión a finales del mes pasado.


En una de esas casas se encontraba un despacho con documentación acerca de las investigaciones que se estaban llevando a cabo relativas al virus que había asolado Alemania y los Países Bajos, y que comenzaba a descontrolarse en el resto del mundo.


Fue en ese folio donde leyó por primera vez el nombre con el cual habían bautizado al monstruo, Judas, muy apropiado en su opinión, muy al gusto de esos beatos del sur de el castillo de York.


Sus compañeros de misión formaban un grupo de lo mas variopinto, aunque no conocía bien a ninguno de ellos tubo ocasión de conocerles durante una “cena de hermanamiento” tan inglesa como innecesaria.


Chaplin era el líder, era un teniente que provenía de la policía militar inglesa, parecía sumamente meticuloso en su concentración, pero su expresión era sombría, según pudo averiguar Sérpico, perdió a su mujer y a su hija en un ataque de los podridos hacia diez días.


Poco o nada sabía de los otros integrantes de su escuadra salvo sus nombres en clave y roles, Marcus era un sargento especializado en comunicaciones, el sera nuestro nexo de unión con el mando.


De Flecha solo sabía que era un soldado raso del ejercito alemán que debió encontrarse fuera de su país cuando se desencadeno el infierno, sería el interprete en caso de encontrarse con la necesidad de leer alguna indicación o de hallar supervivientes.


Remié era el médico del escuadrón, era capaz de operar a vida o muerte en un vertedero y su fama era conocida entre sus mandos de la división de élite.


Por ultimo Tanque, era junto con el propio Sérpico el brazo de combate del equipo, su misión sería mantener con vida a sus compañeros y mandar de vuelta al infierno a todos aquellos podridos que osaran medirse a ellos.


El C47 llegó a su destino a las 4 horas de partir de Dover casi sin combustible, el piloto tenia ordenes de estrellar el aparato lo mas cerca de la cuidad posible para atraer a ese punto a la mayor cantidad de infectados posible.


La vieja luz verde que dio el pistoletazo de salida a la invasión en el Día D se encendió una vez mas y por última vez a las cinco horas y treinta y dos minutos de la mañana del día veintidós de diciembre, la noche era cerrada y nevaba, un viento gélido invadió el avión cuando Chaplin abrió la escotilla de salto, la tierra apenas iluminada por aquellos edificios en los cuales existía un generador de emergencia parecía un gigantesco monstruo hambriento a punto de engullirles, sin lugar a dudas todo aquello era la tierra de los muertos.


Tras el salto aterrizaron sin problemas en un campo de cultivo apenas a un kilómetro de el área de salto prevista, revisaron su equipo y prepararon su armamento, comenzando por insertar el silenciador de los rifles de asalto y ajustar las correas del petate y los cinturones, Chaplin se aseguro de que todos estaban preparados y encendió el gps que portaba a modo de brazalete


-De momento todo va según lo previsto- desplegó un mapa en el cual estaban representados las afueras de Nürnberg y Schwabach – Estamos aquí, nos guiaremos por esta carretera secundaria evitando entrar en cualquier núcleo poblado, abandonaremos la carretera aquí- señaló un punto de la carretera muy cercano al objetivo- desde aquí serán quinientos metros al descubierto hasta las ruinas del hospital. ¿alguna duda?-


- ¿Que pasa si encontramos vivos?- Preguntó flecha mientras miraba a la carretera -Son mi gente-


-No podemos cargar paquetes inútiles, los civiles tendrán que valerse por si mismos-


Flecha no contesto, su cara reflejaba lo que opinaba de comparar a su pueblo con paquetes inútiles.


-Los podridos lo tendrán muy fácil para emboscarnos si seguimos la carretera,-Sérpico no ocultó cierto desdén por el plan del teniente.-creo que no podemos arriesgarnos a caer en una de ellas, solo somos cinco.-


- Cada día que pasa quedamos menos hombres para combatirles, si conseguir esos documentos nos ayudará a desarrollar una vacuna o una manera de acabar con esos caníbales pondré mi vida en juego gustoso.-


El tono de la voz de Chaplin no dejaba lugar a dudas, estaba decidido, Sérpico no discutió más.


Sin mas ceremonias ni preparativos comenzaron a aproximarse al objetivo aprovechando la bruma matutina que en diciembre era espesa y abundante, los primeros edificios de Schwabach despuntaban al alba matutina pero no había rastro de no muertos por ninguna de las amplias calles que se observaban desde la loma en la que se encontraban, Chaplin no quería pasar por la ciudad asique prefirió usar las carreteras secundarias que la rodeaban para evitar en la medida de lo posible los contactos con los infectados, aunque se hizo inevitable encontrar al primero de ellos vagando entre los restos de un accidente de tráfico que debió ser escalofriante.


Al menos treinta coches se apilaban en una montaña de hierro que bloqueaba la pequeña carretera que bordeaba Schwabach por su zona oriental, justo en un puente sobre un pequeño despeñadero, con precaución se aproximaron al accidenten busca de una manera de cruzarlo sin abandonar la carretera y rodear el acantilado en busca de otro paso.


Marcus pensó que podrían pasar a través de una zona en la que dos coches habían quedado uno encima de otro y trabajosamente logro ascender la pila de hierro que formaban, asomo la cabeza a lo que esperaba al otro lado del accidente y pudo ver una figura menuda que de espaldas a el caminaba torpemente sin rumbo fijo.


No era mas que un niño..


No debía tener mas de once años en el momento de su muerte, no se apreciaban heridas graves en su pequeño cuerpo ni manchas de sangre en su mugriento traje y corbata infantil, cuando el pequeño dio media vuelta pudo ver su mirada perdida en algún punto fijo y sus pupilas de color gris claro en las cuales se adivinaba una sequedad cada vez mas evidente.


- Veo uno de ellos, es tan solo un crío – Marcus se acomodo en la posición en la que se encontraba – Está a tiro, espero ordenes -


-Acaba con el, no podemos permitirnos cruzar este maldito despeñadero por otro lugar que este puente o nos haríamos viejos en este puto cementerio. Una bala un muerto Marcus-


-”Cómo se mata a un muerto” Pensó mientras afinaba su puntería


El sonido del disparo casi era un suspiro, y lo provocaba mas bien el vuelo del proyectil que el estallido de la detonación, la bala entro por la sien del pequeño caníbal y salió por el otro lado para acabar perdiéndose en la distancia. El cuerpo del no muerto callo a plomo al duro asfalto y comenzó a supurar un asqueroso liquido viscoso de su nuevo agujero.


El resto del escuadrón ascendió por el montón de metales retorcidos y se desplegó en 3 grupos que avanzarían de manera conjunta por los carriles de la carretera para así minimizar los riesgos de un ataque sorpresa, pero estas no llegaron, el primer país que sucumbió a Judas apenas tenia heraldos que evitaran que cinco vivos violaran sus secretos.


Pronto el C47 siniestrado dejaría de llamar su atención y tendrían problemas


Pronto conocerían lo que les esperaba en este particular Valle de Lagrimas.

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